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| Un grupo de jovenes ecuatorianos posan frente al pabellón nacional. Foto tomada en la década de los años 30 |
Los jovenes ecuatorianos de los inicios de la época repúblicana y el fervor patriótico que los caracterizaba han quedado en la historia, los tiempos de paz y las comodidades que conlleva el nuevo siglo han creado una generación cómoda, que de estallar un nuevo conflicto, serán los primeros en esconderse bajo la cama o el clóset ante el llamado de la patria.
Este humilde espacio fue creado para crear un fervor patriótico entre todos los ecuatorianos, para alimentar el conocimiento y reconocer las injusticias por las que ha pasado nuestro pueblo desde que somos una nación.
Dando una mirada al pasado y comparándolo con la actualidad, muchos aspectos han cambiado desde la derrota militar de 1941 y la perdida territorial que marcó a toda una generación de bisabuelos, abuelos y padres, que han tenido que lidiar con los altos y bajos que conllevó esa debacle política y militar.
En este blog nos hemos referido como "la generación perdida" al grupo de valientes ecuatorianos que ofrendaron su vida en defensa de la soberanía nacional, conscriptos, cabos, tenientes y voluntarios, que tan solo con 18, 19 y 20 años ya estaban en el frente de batalla resistiendo las adversidades que la vida les había puesto en su camino.
La situación del país para 1941 "había tocado fondo", ya no había Eloy Alfaro para que comandara personalmente a las tropas y así lograr disuadir a los enemigos de ese momento, geopoliticamente a la fecha no teníamos más aliados, la compra de armamento que se había hecho en la década de 1910 lo habíamos usado para matarnos entre nosotros, y es inimaginable y hasta difícil de creer, que en más de 100 años de vida republicana no existía una Marina decente y una Fuerza Aérea creíble, para disuadir y defender la tierra que heredamos.
Aún así, bajo esta pauperrima situación hubo "suicidas", mejor dicho patriotas, que no dudaron en presentarse al acuartelamiento ante la invasión que se avecinaba, para los que vivieron en carne propia la guerra, fueron meses duros, de total abandono e incertidumbre, pero ahí estuvieron, presentes ante el llamado de auxilio de la patria.
Las guerras civiles y golpes de estado que han sido "el pan de cada día" de los ecuatorianos, le habían pasado factura a nuestro país, la pugna de poderes y el enfrentamiento entre los políticos, han arrastrado a inocentes civiles y conscriptos "que sólo recibían ordenes", convirtiéndolos en cómplices de estas guerras fratricidas.
Habría que preguntarnos, ¿Existe algún punto de comparación o similitud entre los jovenes de 1941, 1981 y 1995 con la generación actual?.
"A simple vista parece que no, pero al menos para bien", los años de paz y los siguientes años venideros en teoria tendrían que ser sinonimo de "evolución", de hacer un lado las diferencias y evitar los derramamientos de sangre "porque sí", pero como ecuatorianos, "viviendo en una isla de paz", con vecinos "hostiles" al norte y sur (guerrillas y narcotráfico al norte y con algunos expansionistas del sur) ¿Podemos seguir soñando y viviendo "de buena fe" sin imaginar un conflicto a largo plazo?.
Desde este espacio, creemos que el próximo conflicto de nuestro país será por el control del agua, y adivine usted ¿Qué país es el que mantiene una alta concentración de ríos por kilómetro cuadrado en el mundo?, y hace escazas semanas ¿Qué Presidente después de "celebrar la paz", regresó a su país a culpar a sus vecinos y de paso proponer una represa para la "monopolización" de los recursos hídricos de este país?.
Esperamos equivocarnos en nuestras aseveraciones y que no hayan más guerras que perjudicarán siempre a unos pocos y siempre beneficiarán a los grandes mercaderes de las armas y a los políticos de turno.
Para finalizar, el mensaje que queremos enviar a las juventudes ecuatorianas, es que siempre deberían estar preparados ante las adversidades de este nuevo mundo globalizado y jamás olvidar las injusticias que sufrieron sus antepasados por el capricho de unos pocos que buscaban aterrorizar a nuestro país. (O)
"Esta es nuestra tierra y no se las vamos a entregar".
