El hecho que la prensa peruana jamás haya informado ninguna operación de su fuerza aérea, no quiere decir que no hayan cumplido misiones durante los meses de duró la guerra, el ataque a la población civil fue la actividad favorita de estos aviadores.
Por: Alberto Chávez Cruz
El lunes 6 de septiembre del año 2010, el señor Luis Alberto Gómez, me contó que, los aviones peruanos dieron vuelta y nuevamente se dirigieron en dirección a Barbones, pero esta vez botando contra los habitantes ráfagas de balas y bombas fabricadas en Italia. Fue una masacre de humanos y animales. Algunas personas murieron. Casas y árboles caían en pedazos.
Los animales huían sin rumbo. Hombres, mujeres y niños corrían con miedo, terror tratando donde y con que cubrirse de la balacera. Unos se metieron a los montes y otros se metieron en el lodo debajo de las enormes raíces de grandes árboles de manglar que existía en el sector.
La Tragedia
Por tierra, mar y aire, en el año de 1941 a partir del 5 de julio, la fuerza militar peruana invadió y atacó tierras ecuatorianas utilizando aproximadamente 23 mil hombres y moderno armamento. Pese a la heroica resistencia de nuestra población civil y disminuida tropa ecuatoriana, el bombardeo, violencia y abuso peruano pudo más, ocupando tierras ecuatorianas.
Muchas familias huyeron de la muerte hacia otras regiones del país. Guayaquil, Quito, Cuenca, Ambato, Los Ríos, Esmeraldas, fueron entre otras las ciudades que albergaron a miles de refugiados, en su mayoría procedentes de las provincias de El Oro y Loja.
Muchas de esas familias que en carne propia sintieron y vieron esos nefastos acontecimientos aún viven y cuando con detalles cuentan a sus generaciones lo que realmente sucedió en la invasión militar peruana de 1941, la historia revive.
Un Refugiado
La parroquia Barbones, hasta antes de 1950 fue un poblado con clima caliente y de extensas zonas productivas, tierras labradas por gente mestiza y ciudadanos de nacionalidad libanesa, italiana y chinos.
Este sector poblacional perteneciente al ahora cantón El Guabo, en la administración municipal de Machala, Don Luis Ángel León Román fue elevado a categoría de parroquia el 15 de julio de 1950.
Se la conoce como “Barbones” por dos historias que se siguen contando, la una por cuanto se asegura que en tiempos remotos estuvo habitada por hombres barbados y la segunda por la presencia de grandes cantidades de árboles denominados “barbachosos”.
Retrocediendo el tiempo y la historia, en Barbones, en 1941 ocurrieron nefastos acontecimientos provocados por la invasión militar peruana. En ese lugar el 12 de mayo de 1920 nació Luis Alberto Gómez Suárez, en épocas en que las pocas familias se dedicaban exclusivamente a tareas agrícolas, rodeadas de árboles gigantes que botaban barbas salvajes. Hijo de José Gómez Andrade (+) de oficio zapatero y Virginia Suárez.
Estudio en la escuela local “Los Ríos”, no fue al colegio por dedicarse al trabajo en el campo cuando las personas más adultas conversaban que en esos lugares se dieron las apariciones con vasijas llenas de oro, la aparición del diablo y los duendes.
En 1962 se vino a vivir a la ciudad de Machala, para ayudar a sus hijos que estudiaban en colegios, logrando ser aceptado en las cuadrillas bananeras de Esteban Quirola, donde el mayordomo Luis Montalvo, le tuvo mucha confianza designándolo capataz de cuadrilla.
La Invasión
Alberto Gómez, fiel testigo de los desastres que ocasionaron los bombardeos desde los aviones peruanos, en el año 2010 cu8ando tenía 90 años de edad me contó detalles importantes de la invasión peruana a Barbones.
Sobre esos nefastos hechos relata que: “En el año de 1940 hice el servicio militar en Arenillas. Pasamos a servir en el Destacamento de Las Lajas.
En 1941 vivía con mi familia en Barbones, y ante el ataque de los aviones peruanos abandonamos el lugar junto a las familias Cerda, Mites, Correa, Espinoza, Quimí, Suárez, Ordoñez, Valarezo.
Fue una mañana del mes de julio, la gente estaba dedicada a sus tareas, de pronto en el aire aparecieron aviones que en las colas tenían pintadas banderas color rojo y blanco.
Los habitantes alzamos la cabeza para observar el paso de esos aparatos.
Viraron. Luego dieron vuelta y nuevamente se dirigieron hacia Barbones, pero esta vez botando contra los habitantes ráfagas de balas y bombas fabricadas en Italia.
Fue una masacre de humanos y animales. Algunas personas murieron. Casas y árboles caían en pedazos. Los animales huían sin rumbo.
Hombres, mujeres y niños corrían con miedo, terror, tratando donde y con que cubrirse de la balacera.
Unos se metieron a los montes y otros se metieron debajo de las enormes raíces de grandes árboles de manglar que existía en el sector.
Los peruanos bombardeaban. Lo hicieron a la hacienda La María, dispararon contra la gente. Luego se fueron los aviones.
Los “barboneños” volvimos poco a poco a reunirnos y en la noche aprovechamos para caminar y llegar al Puerto de Tendales, donde habían lanchas que salían camufladas con rumbo a Guayaquil”, recordó Don Gómez.
Masacre en Septiembre
Alberto Gómez, agrega que al amanecer del siguiente día, las canoas llenas de gente que huía del ataque peruano iban frente a Puná, y allí otra vez aparecieron aviones con bandera ecuatoriana.
“La gente creyó que se trataba de nuestros soldados. Cual más alzaba la mano sintiéndose protegido pero no fue así. Desde los aviones comenzaron a disparar contra los civiles lo que hizo que las canoas sean rápidamente llevadas a las caletas en los manglares”, manifestó.
Explica que en Guayaquil, fueron recibidos y bien tratados.
Habían pasado pocos meses y a fines del mes de septiembre llegaron varios refugiados desde la provincia de El Oro.
“En ese grupo vino Alfonso Suárez, un amigo de Barbones, quien me contó de otros ataques de aviones peruanos y de los asesinatos cometidos contra la indefensa población.
Me contó que luego de las 9 de la mañana del 15 de septiembre varias aeronaves sobrevolaron Bajo Alto, donde varios ciudadanos recibían vituallas cerca de un muelle procediendo a ametrallar.
También me dijo que en el sector conocido como “Dos bocas” acémilas y ciudadanos civiles también fueron ametrallados.
Que esos mismos aviones repitieron el ataque sobre Barbones Bajo y Barbones, donde ametrallaron a un grupo de soldados ecuatorianos que caminaban junto a mulas.
Ese mismo día cerca del medio día los aviones peruanos ametrallaron a gente civil y soldados que estaban en Tenguel, en un embarcadero en Balao, donde había balandras llenas de ganado.
Lo triste que mi amigo me contó ocurrió en las inmediaciones de la desembocadura de Pagua, lugar desde donde salían grandes veleros donde además de carga, ganado sacaban a familias que corrían peligro en ese lugar.
Fueron ametrallados y bombardeadas por aviones peruanos y una de esas balandras fue hundida y en ella cuatro familias.
Muy triste también comentó que un conocido ciudadano de Barbones, el señor Juan Semiglia y a otro señor que no recuerdo su nombre fueron capturados por soldados peruanos, llevados a La Iberia, y delante de otras personas que estaban asustadas los fusilaron”, puntualizó.
La Tristeza de Don Gómez
Don Luis Alberto Gómez, me mira y yo no pude evitar ver sus ojos llenos de lágrimas. Su tristeza me conmovió, preferí guardar silencio. El alzó su mano derecha y moviendo sus dedos me explica utilizando el lenguaje corporal de sus dedos que ya no hablará más.
No insistí. Respeté su decisión. Guarde mi esfero y mi cuaderno. Esperé que se recupere anímicamente. Segundo después toma aire y me ordena que al final de esta entrevista escriba que, esta historia deben saberla las futuras generaciones.
No para buscar venganza o algo parecido, sino para que se conozca que las familias ecuatorianas fueron humilladas por los invasores militares del Perú, pero que también hubo derroche de valentía amor a la patria para defenderla, aunque sea con sus corazones, porque los soldados ecuatorianos no tenían armas para enfrentar esta lucha desigual.
Don Gómez, se despide. Le agradecí por la deferencia. Y desde aquel lunes 6 de septiembre del año 2010 nunca más lo volví a ver.
Luis Alberto Gómez |