Oficiales observadores de los países garantes en Puerto Bolivar |
Capítulo VI
El peso del factor militar
Para los EE.UU. se torna prioritario dar los pasos necesarios que conduzcan al desalojo inmediato del territorio ocupado.
Los fragmentos que estamos transcribiendo del libro Tres Días de Guerra y Ciento Ochenta de Negociaciones, editado por la Universidad Agraria y la Universidad del Pacífico, de Ernesto Yepes, comienzan a abordar el núcleo central de las negociaciones que condujeron al Protocolo de Río.
En esta ocasión tocamos el segundo gran tema controversial de dichas tratativas: la exigencia de los mediadores para que el Perú retire sus fuerzas militares del país vecino.
La segunda batalla diplomática: el retiro de las fuerzas militares
Una vez detenido el fuego, el siguiente objetivo en la agenda de los gobiernos de Argentina, Brasil y Estados Unidos (ABE) es lograr que el Perú retroceda sus fuerzas 15 km detrás de la línea de status quo de 1936.
Tal exigencia es vista con reticencia por Lima, pues ello, en cierto modo, implicaba regresar a la volátil situación que antecedió al conflicto bélico, y de otro lado, significaba desligar la retirada de tropas del problema de fondo, el arreglo de la cuestión fronteriza.
Para Washington, entonces, se torna prioritario dar los pasos necesarios que conduzcan al desalojo inmediato del territorio ocupado, insistiendo en el envío urgente de observadores militares a la zona con el fin de verificar la ejecución de una posible retirada de tropas.
Como es de suponer, Ecuador acepta gustoso el doble requerimiento, la retirada de tropas hasta 15 km detrás de la línea de status quo y la presencia de observadores militares en la zona. Lima, en cambio, no tiene muchos motivos para apresurarse o sentirse cómoda con una propuesta que desde su perspectiva, soslaya el problema de fondo.
Guarda entonces silencio respecto al punto de retirar las tropas y condiciona la presencia de los observadores militares a que las circunstancias lo ameriten.
Washington no se detiene frente a las reticencias peruanas. Sugiere a sus dos pares -Brasil y Argentina- el envío de observadores militares de sus respectivos países al lado ecuatoriano de la frontera. A su entender, bastaba la aceptación de una de las partes -en este caso Quito- para que los observadores militares se desplegaran en ese territorio.
Hacia mediados de agosto, las presiones sobre Lima rinden sus frutos. Ésta acepta la presencia de observadores militares, aunque sólo a lo largo de la frontera occidental. Sin embargo, y para inquietud de los mediadores, Lima sigue sin decir una palabra sobre la retirada de tropas.
Entonces, los gobiernos de ABE consideran necesario iniciar una "real presión" sobre Lima. El problema para los tres gobiernos, en tales circuntancias, será ponerse de acuerdo en cuán lejos estaban dispuestos a ir en su presión sobre el Perú y en su propósito de lograr que los demás países americanos hagan causa común con la suya.
Norweb: el factor militar hace difícil conseguir más de Lima
18 de agosto
De Lima a Washington
Norweb considera que será difícil lograr que el gobierno peruano siga un curso de acción que no cuente con la aceptación de los militares. Esta perspectiva tendrá cada vez más peso en los juicios de Norweb, como veremos más adelante.
Norweb: o nueva estrategia o más presión
27 de agosto
De Lima a Washington
"Esta mañana, mis colegas de Argentina, Brasil y yo llegamos a la conclusión de que debemos hacer alguna recomendación específica en relación con el próximo paso, a menos que los agregados militares, cuando lleguen a Lima el viernes, tengan alguna información precisa respecto a la actitud del Perú hacia la retirada de tropas", escribe el embajador de Estados Unidos en Lima.
Para Norweb, si el gobierno peruano considera que Ecuador ha violado el acuerdo bilateral que sustenta el status quo de 1936, va a ser difícil lograr que retroceda hasta esa línea. Ante esa eventualidad, Norweb sugiere al Departamento de Estado nuevas estrategias de acción. De otro lado, advierte que si la decisión de ABU es conseguir que el Perú de todas maneras retroceda hasta la mencionada línea, no queda sino presionar sobre Lima hasta obtener ese resultado.
Welles: al Perú queda sólo una ruta: Retirar las tropas
29 de agosto
De Washington a Lima
Impasible ante las sugerencias de Norweb, Welles le envía la siguiente directiva: "... se le instruye... que visite al ministro peruano de Relaciones Exteriores en compañía de sus colegas y le informe que, en opinión de los gobiernos (de ABU), el compromiso contraído... por el doctor Solf y Muro el día 25 de julio deberá cumplirse ahora. Ese compromiso involucraba la retirada de tropas peruanas por lo menos 15 km detrás de la línea de status quo de 1936".
Norweb replica: no bastan la firma y sello de Prado
28 de agosto
De Lima a Washington
Para Norweb, quien es de presumir no había leído aún la nota anterior de Welles, los hechos le habían demostrado que en aquellas circunstancias no bastaba -como quería Welles- con demandar al Perú el retiro de sus tropas de conformidad con compromisos previos. La realidad -es decir, la realidad militar- había creado una nueva situación que Washington simplemente no podía ignorar.
"He tratado de aclarar en mis informes que la firma y sello de Prado no pueden forzar a los militares a tomar una acción susceptible de ser objetada por ellos. Los embajadores de Argentina, Brasil y yo estamos convencidos de que en estos momentos será necesaria una real presión para lograr la retirada de las fuerzas peruanas detrás de la línea de status quo. Creo que la pregunta fundamental es ¿cuán lejos desean llegar los tres gobiernos mediadores en su presión al Perú, dado el peligro real de conflicto entre el gobierno civil y el ejército?".
Argentina: no ignorar al ejército
1 de setiembre
De Buenos Aires a Washington
El embajador de Estados Unidos en Buenos Aires informa que el canciller argentino está muy preocupado por la actitud del gobierno peruano y expresa tener razones para creer que "... el jefe del ejército peruano... está tomando el asunto en sus propias manos, que es él y no el gobierno peruano quien está dictando ahora la política por seguir, y que es el responsable de las tácticas obstruccionistas".
El peso del factor militar
El mensaje del ejército: las tropas no se retiran. Los representantes de ABU: "El ejército ha creado una nueva situación". Se requiere una nueva estrategia. Welles dice no.
Desde fines de agosto de 1941 los acontecimientos van tornando más tensas y complejas las relaciones entre el Perú y los gobiernos de ABE. Prácticamente todos los actores involucrados en el conflicto están de acuerdo en que ya no es posible ignorar la existencia de una nueva situación que, a su vez, exige encontrar nuevos caminos de negociación.
La persistencia tenaz de Estados Unidos en su posición inicial frustró las posibilidades de hallar una temprana salida negociable.
El testimonio de los observadores militares sobre lo que ocurre en el lado peruano del frente terminó por persuadir a los representantes de ABE de la necesidad de repensar la estrategia con el Perú.
Welles, infranqueable, rechaza la sugerencia e insiste en la retirada de tropas. Argentina se iquieta y pide al Perú que finalmente plantee cuáles son los términos que, a su entender, permitirían un arreglo definitivo. La acción se desplaza otra vez al lado peruano y hay una gran expectativa por conocer su posición explícita y oficial sobre los que para él constituyen los pasos siguientes.
El próximo capítulo se iniciará entonces con esta esperada respuesta y con la conmoción que ella suscita en las cancillerías de ABE.
Entretanto, presentamos un bloque documental al final de este capítulo. Se trata de los testimonios (completos y no los resúmenes) de actores fundamentales en el escenario de Quito y Washington a propósito de esta "nueva situación".
La nueva situación
29 de agosto
De Lima a Washington
Los representantes de ABU en Lima reciben un informe de los agregados militares "... acerca de la situación en la frontera y la actitud de los militares".
Este informe producirá un importante impacto entre los representantes y los inclinará a proponer nuevas líneas de negociación con Lima.
"Como resultado del informe de los observadores y de nuestro propio estudio en Lima, vemos la situación actual como sigue: (a) Es esencial mantener observadores neutrales en el lado peruano como freno moral a nuevos avances: (b) No existe en absoluto por parte de los militares peruanos el ánimo de retirarse de las posiciones actuales; (c) Si bien los avances se han detenido temporalmente, el aparato de guerra aún está montado. El general Ureta señala que es psicológicamente imposible ordenar la retirada a un ejército victorioso ...".