Antes de adentrarnos en Protocolos (Valverde-Cornejo, 1904), Tratados (Modus Vivendi Medéndez Pidal, 1905) y la mediación internacional (Rey de España Alfonso XIII, 1910), vamos a recordar los combates que dieron origen a la fricción entre Perú y Ecuador en la región amazónica de ambos países.
A principios de 1903 el comandante Lauro Guerrero (Catacocha, provincia de Loja, 1873) se encontraba de guarnición en el Napo cuando se supo que el gobierno peruano pretendía la zona del río Aguarico.
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Lauro Guerrero Becerra |
El gobierno peruano alegando que esa zona estaba dentro de su
jurisdicción territorial- despachó tropas que los apresaron y llevaron a Iquitos, donde en breve obtuvieron su libertad.
El 23 de mayo, el Dr. Melitón Porras, ministro peruano en Quito, provocó una conferencia con el canciller Miguel Valverde, para demarcar una línea provisoria de frontera en las tierras del bajo Napo. Poco después, diez soldados ecuatorianos llegaron al punto de Angoteros.
Enterados los peruanos de este avance, salieron noventa soldados de Iquitos a bordo de la lancha Cahuapanas.
El 25 de junio se encontraron y se produjo el combate; cuatro ecuatorianos murieron, otros cuatro fueron tomados prisioneros y quedó destruido el establecimiento -también llamado hacienda-propiedad del colono ecuatoriano Ignacio F. Peñafiel y avaluado en 77.700 pesos.
Hubo reclamaciones diplomáticas, se llegó a un acuerdo y el asunto se sometió al arbitraje, que por falta de interés de las partes quedó sin efecto.
TENSIÓN EN TORRES CAUSANA A PRINCIPIOS DE 1904
Guerrero recibió 10.000 sucres en Quito para el pago de los sueldos de los empleados de la región del Napo, pero a causa de un descuido de los tripulantes de la canoa en que viajaba, esta zozobró, perdiéndose el dinero. Guerrero salvó milagrosamente la vida, a pesar de que no sabía nadar.
Sus superiores le ordenaron que se estacionara en el oriente con doce soldados de cada uno de los batallones Carchi, Guardia de Honor y Pichincha, a fin de impedir la continuación del avance peruano por el río Napo.
Salieron el 21 de junio Guerrero y sus treinta y seis hombres por la zona de Tumbaco a Papallacta, enfilaron a Baeza y tras largas caminatas arribaron al río Aguarico con víveres, armamentos, municiones y un pequeño cañón marca Wilfort, con sistema de antecarga y que al ser usado no cumplió con su cometido.
Encontrado el comandante territorial Carlos Saa Rivadeneira, este envió el 26 de julio una nota al comandante peruano acantonado en el sitio Torres Causana o Solano, recientemente bautizado por ellos como Bolognesi, conminándole a desocuparlo.
Contestó el jefe Juan F. Chávez Valdivia diciendo que se hallaba en tierra peruana. El día 27, esa misma noche, Guerrero tomó un atajo por la selva a fin de sorprenderlos y a las nueve de la mañana del 28 de julio, que celebraban el Día Nacional, fueron avistados.
El jefe ecuatoriano envió al coman- dante Vicente M. Bravo intimando la desocupación del lugar, pero le dijeron que pronto llegaría el prefecto de Iquitos, con quien tendría que hablar.
Con esta respuesta, Rivadeneira dispuso el combate porque tenía órdenes expresas del Gobierno para realizar el desalojo y dividió a su gente en dos guerrillas.
La primera bajo las órdenes de Lauro Guerrero y la segunda con Vicente M. Bravo a la cabeza.
MUERTE HEROICA
Iniciado el choque armado, los ecuatorianos desalojaron al enemigo pero se iban quedando sin municiones.
El ruido hizo que los soldados del destacamento peruano Santa María arribaran a marcha forzada dos horas más tarde y los nuestros tuvieran que retirarse ordenadamente al interior de la selva.
Guerrero había visto izada la bandera peruana y a pesar de haber recibido una herida se acercó, logró arriarla y cuando iba a izar el pabellón tricolor una descarga de fusilería lo tendió en el suelo.
Terminado el combate, los soldados peruanos repasaron a los muertos y heridos con bayoneta calada, más tarde consiguieron ‘kerosene’ y quemaron los cadáveres.
En Torres Causana murieron veinte jóvenes soldados ecuatorianos, el teniente Coronel Lauro Guerrero Becerra y el comandante Adolfo. S. Rivadeneira.
Hubo la consabida reclamación diplomática peruana en Quito y de no haber sido por el arribo de Ramón Menéndez Pidal, comisionado del rey Alfonso XIII de España en virtud del arbitraje de 1887, debido a la exaltación del populacho en las principales ciudades ambas naciones habrían ido a la guerra.
Cerca del Río Napo, se encontraba un sector llamado Angoteros; aquí el jefe departamental del Aguarico, había dispuesto la ubicación de un pequeño destacamento con el propósito “de impedir el contrabando y asegurar el cobro de los derechos fiscales sobre los productos procedentes de Ecuador, destinados a la exportación” (Macías, 2013). El pequeño campamento estaba conformado por ocho militares ecuatorianos.
El primer comunicado oficial que recoge las vicisitudes, fue en un oficio del embajador ecuatoriano a su semejante peruano: “Mi gobierno tiene conocimiento por 13 comunicaciones recibidas del jefe del Departamento del Aguarico, que en dos lanchas peruanas procedentes de Iquitos llegaron con 90 hombres al sitio de Angoteros, donde desembarcó esa tropa con el objeto de agredir, como agredió efectivamente, a ocho soldados ecuatorianos que se hallaban en dicho lugar, matando a dos de ellos y tomando prisionero a uno” (Izurieta, 2006).
Edison Macías, en el libro Siglo XX - Evolución de una tragedia para vivir en paz, transcribe fragmentos de los informes donde constaba la tesis peruana sobre el enfrentamiento: “la iniciativa estratégica corresponde a Ecuador, merced a ella nos obliga a combatir en una posición escogida, que no supo aprovechar tácticamente”. Paralelamente, menciona que Perú había dispuesto el desalojo de personal militar ecuatoriano, con la finalidad de tener libre acceso aguas arriba del río Napo.
Este conflicto armado fue el resultado de un diálogo fallido, y la obstinada política expansionista que llevaba arraigado el Perú. Posteriormente los conflictos entre las dos naciones fueron recurrentes, aconteciendo diversos incidentes militarizados en 1910, 1911, 1912-13, 1914-16, 1917-18, 1932, 1934-36, 1937, 1938, 1939 (Mares, 2009) llegándose incluso al enfrentamiento militar en 1941, en la llamada Guerra de Zarumilla, que derivaría en la suscripción del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de 1942, conocido también como Protocolo de Río de Janeiro (Cornejo, 2008).
Continuará...
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Postal de Angoteros "Santa María" en el Río Napo. Fondo fotográfico Dr. Miguel Díaz Cueva. Instituto Nacional de Patrimonio Cultural |
Continuará...
El Perú nunca ha sido expansionista. Es falsa su afirmación.
ResponderBorrardemuestra entonces eso
BorrarDemuestra más bien tu que esos territorios eran ecuatorianos,muestra alguna foto con la bandera ecuatoriana flameando en Tumbes ,Jaén y Maynas,quienes fueron los alcaldes,gobernadores,autoridades ecuatorianas que obras hicieron allí con ando esos territorios supuestamente estaban bajo soberanía de Ecuador.
Borrarcrack no respondas una pregunta con otra si es asi porque no demuestras que todo el amazonas ecuatoriano les pertencia a ustedes? no con mapitas sino con fotos de bandera peruana flamando en sucumbios o guayaquil???
BorrarEncima te la pegas de ironico. Hasta ahora flamea la bandera ecuatoriana en el Amazonas....
BorrarQue bueno que toda la cuenca del Cenepa, río Marañón y amazonas sigan siendo Peruanos. Lo importante qur se acabaron los conflictos ratificando el protocolo de Río de 1942 (que ecuador no reconocía) mediante acta de Brasilia de 1998
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