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| Diario El Comercio de Ecuador, julio de 1941 |
Se creía que iba a ser una guerra larga y de desgaste, pero primero los diputados aseguraron su sueldo, luego el Presidente Arroyo del Rio solucionará.
Tras la calamidad y la destrucción de la guerra, el Congreso ecuatoriano de 1941 rechazó por unanimidad rebajarse el sueldo en favor de la defensa nacional.
La moción fue presentada por Luis Fernando Ruiz, Diputado por la provincia de Cotopaxi, se lo tachó de hacer plataforma política y de intentar sólo conseguir los aplausos de las barras.
Mientras el legislativo que en tiempos de guerra ni consideró reducirse el sueldo en solidaridad con la patria y los refugiados de El Oro, el Presidente Carlos Arroyo del Rio sí consideraba las muy pocas opciones que tenía para armar a unas paupérrimas Fuerzas Armadas sin restarle dinero al presupuesto nacional.
La primera oportunidad vendría con la ayuda de la Legación de Alemania en Quito, por medio de Arno Halusa, diplomático austríaco que había sido representante de los alemanes en Nueva York desde 1936.
Tras los buenos oficios del Secretario Halusa con el Gobierno del Ecuador, en octubre de 1940 viajó a Panamá y consiguió un prestamo de $ 54.000 dólares en efectivo del Chase National Bank.
La transacción alertó al Sr. George S. Schaeffer, vicepresidente del banco, que reportó la entrega del dinero a la Embajada de Estados Unidos e inclusive le comunicó al agregado militar el número de serie de los billetes.
Posteriormente algunos de esos billetes luego fueron presentados por oficiales militares ecuatorianos intentando comprar armamento.
La Legación estadounidense entregó, entonces, una lista de los oficiales involucrados al Presidente Arroyo del Río, y de ahí en adelante se convirtió en una práctica de rutina el controlar "la interferencia" del gobierno alemán en los asuntos internos del Ecuador, al igual que emitir una lista de todos los nazis en Ecuador.
¿El hombre encargado de la misión de comprar armamento?
Los archivos desclasificados de la CIA consideraban al Coronel Agustín Alban Borja, jefe de la tercera zona militar, informante del eje por su relación en materia de defensa con el Ecuador, el había sido agregado militar en Perú entre 1936-1938 y conocía al detalle la compra de armamento que venían haciendo los peruanos, sabiendo de antemano que todo ese material sería usado en contra de nuestro país.
La mano derecha de Arroyo del Rio en temas militares, el Coronel Alban Borja se jugó la última carta que tenía nuestro país para la defensa del mismo, sin medir las consecuencias y convertirse en "persona de interés" para los Estados Unidos por sus actos en defensa del Ecuador.
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