Mientras a partir del seis de julio, el comandante de la V Brigada hacía acrobacias mentales para organizar la "flamante" gran unidad, reajustaba y reforzaba con los pocos medios disponibles el dispositivo del Escalón de Seguridad, el Ejército peruano concentraba y alistaba todo el potencial bélico para iniciar la invasión.
La invasión
El ambiente de pre-guerra que vivían los dos países litigantes tenía que converger irremediablemente en la guerra.
El 23 de julio de 1941 sería el día "D" para las tropas peruanas; para nuestros soldados de frontera, el inicio de una jornada de sacrificio, desprendimiento y heroicidad.
El frente de la provincia de El Oro
A las 02:30 de la madrugada, las tropas peruanas desencadenaron intenso fuego de preparación de artillería y de morteros, sobre los puestos militares de Alto Matapalo, Corral Viejo (Puesto Angulo) y Rancho Chico.
Huaquillas
El mando peruano estableció que mediante ataques masivos a las posiciones ecuatorianas, iba a conquistar los objetivos propuestos durante el día 23. Además, en su apreciación establecía: conquistado Huaquillas podría organizar "cabezas de puente" que permitiría el libre acceso de medios motorizados y mecanizados en territorio adversario y el control de la vía Huaquillas-Chacras, para restringir el refuerzo y abastecimiento de los demás puestos militares ubicados en la orilla del río Zarumilla, consiguiendo con esta acción, debilitar el dispositivo defensivo e irrumpir por la retaguardia y los flancos de las tropas del Escalón de Seguridad.
A partir de las cinco de la mañana del 23, iniciaron los fuegos de preparación sobre Huaquillas Chacras y la posiciones ecuatorianas que se encontraban en el sector del río Zarumilla.
La mayoría de los defensores pertenecía al batallón "Cayambe", alícuotas del grupo de Artillería "Mariscal Sucre" y del batallón de ingenieros "Córdova" (infantes circunstanciales).
A las 07h00 desencadenaron concentraciones de fuego de artillería, morteros y ametralladoras, con la intención de "ablandar" y de quebrantar la disposición anímica de los defensores. Después aparecieron aviones de combate que bombardearon y ametrallaron el eje Huaquillas-Chacras, mientras la infantería peruana seguía disparando sin criterio táctico a "blancos invencibles".
La aviación peruana, sin ningún adversario de la misma naturaleza que la obligue a combatir en igualdad de condiciones, se solazaba bombardeando el área, inclusive, sobrevolando sobre el Huaquillas-Arenillas. Cuando los soldados peruanos intentaron cruzar el río Zarumilla, los defensores ecuatorianos los obligaron a detenerse y desendar el pequeño trecho que habían avanzado. Definitivamente, durante todo el día los soldados invasores no pudieron someter nuestra linea defensiva.
En la noche del 23 arribaron a Chacras, en condición de refuerzo, los capitanes Samuel Galarza y Esaúl Hurtado con dos compañías del batallón "Carchi". El personal recién llegado (no conocía el escenario de combate), fue fraccionado en grupos y enviado a ocupar las posiciones ubicadas entre Balsalito y Carcabón. Al día siguiente combatía con denuedo hasta cuando abrumado por el fuego de la artillería, morteros y de la misma infantería, se replegó en las últimas 24 horas de la tarde hacia Bejucal.
Este oficial manifiesta al respecto: "Como Chiriboga no conocía el terreno, y dada la oscuridad de la noche, le mandé a su destino guiado por el cabo Avelino Tapia y un soldado". En otra parte de su narración expresa: "Al amanecer del 24 se reanudaron los ataques enemigos de infantería con apoyo de artillería y aviación... A las 15h00 el escuadrón de caballería (peruano) Carmelino había cruzado el Zarumilla, por Uña de Gato, irrumpiendo hacia Chacras que fue tomado a las 16h00... Luego penetraron los batallones de infantería cruzando la isla Delicia, fuera del alcance de la posición del teniente Chiriboga que impedía el paso por su sector.
Al entrar a Chacras los soldados peruanos de infantería por un lado y de caballería por el otro, se dieron fuego erróneamente entre ellos... A las 16h00 se lanzó la compañía Quelopana para cerrar el cerco de Chacras por el sur, creyendo que su artillería había eliminado la resistencia ecuatoriana. Los peruanos, continúa narrando el teniente Sampedro, fueron contraatacados por el pelotón que defendía El Arenal, y obligados a repasar el río.
Al entrar a Chacras los soldados peruanos de infantería por un lado y de caballería por el otro, se dieron fuego erróneamente entre ellos... A las 16h00 se lanzó la compañía Quelopana para cerrar el cerco de Chacras por el sur, creyendo que su artillería había eliminado la resistencia ecuatoriana. Los peruanos, continúa narrando el teniente Sampedro, fueron contraatacados por el pelotón que defendía El Arenal, y obligados a repasar el río.
Un masivo contraataque peruano peruano con artillería nos obligó a la retirada a Chacras por el único camino. Al pasar furtivamente, flameaba la bandera peruana y los soldados del escuadrón Carmelino incendiaban las casas. El teniente Chiriboga permaneció sistematizado en el puesto de "La Delicia" la noche del 24. La mañana del 25 de julio, las fuerzas peruanas consolidaron la ocupación de Chacras, mientras la tropa ecuatoriana desorganizada se replegaba a Bejucal, 10 Km. al este de Chacras, Chiriboga con la resolución y conciencia de defender su patria e ignorando que estaba ya atrapado por la maniobra envolvente, seguía firme en "La Delicia".
Efectivamente, cómo iba a saber que estaba aislado si las comunicaciones no funcionaron o simplemente, se careció de ese medio. Con la conquista de Chacras y el control de Huaquillas, la defensa de "La Delicia" se vio debilitada. Los flancos y la retaguardia podían ser facilmente vulnerados.
Al respecto, cabe una digresión para puntualizar un hecho bastante controversial: la muerte heroica del teniente Edmundo Chiriboga González y sus pundonorosos soldados. Para destruir la resistencia de Chiriboga y los suyos, el mando peruano dispone que el subteniente Manuel Peralta aniquile a la fuerza opositora de "La Delicia".
El parte que presenta el subteniente Peralta, después de ejecutada la operación, es demasiado decidor: "Mi capitán: he cumplido con la misión que me encomendó, la cual fue dar un golpe de mano a una posición enemiga a 400 metros del lindero sur de Chacras; fui apoyado por un tanque al mando del subteniente Del Valle.
Como resultado, he capturado ocho prisioneros, entre los cuales se encuentran en teniente ecuatoriano César Edmundo Chiriboga, identificado por el suscrito, en razón de haberlo revisado y encontrado en los bolsillos un carnet con su retrato y tarjeta respectiva, por lo que le interrogué si él respondía al nombre del carnet y la tarjeta, contestándome en forma afirmativa; así mismo, he tomado como botín de guerra diez fusiles, un fusil ametrallador, cuatro cofres llenos y cinco cajones de munición hago presente a usted, mi capitán que la fotografía y tarjeta del referido teniente están en mi poder.
El parte que presenta el subteniente Peralta, después de ejecutada la operación, es demasiado decidor: "Mi capitán: he cumplido con la misión que me encomendó, la cual fue dar un golpe de mano a una posición enemiga a 400 metros del lindero sur de Chacras; fui apoyado por un tanque al mando del subteniente Del Valle.
Como resultado, he capturado ocho prisioneros, entre los cuales se encuentran en teniente ecuatoriano César Edmundo Chiriboga, identificado por el suscrito, en razón de haberlo revisado y encontrado en los bolsillos un carnet con su retrato y tarjeta respectiva, por lo que le interrogué si él respondía al nombre del carnet y la tarjeta, contestándome en forma afirmativa; así mismo, he tomado como botín de guerra diez fusiles, un fusil ametrallador, cuatro cofres llenos y cinco cajones de munición hago presente a usted, mi capitán que la fotografía y tarjeta del referido teniente están en mi poder.
César Edmundo Chiriboga González |
Del parte del oficial peruano se puede concluir: el teniente Chiriboga y sus hombres fueron capturados vivos. Después los asesinaron, sin respetar el honor militar de quien defiende a su patria, y contraviniendo normas universales que protegen al prisionero de guerra. Sin embargo, algunos, algunos jefes e historiadores peruanos han tratado de "tapar el sol con el dedo", han pretendido cohonestar aquella repudiable e infame acción; uno de ellos con no disimulado adulo manifiesta:
"Con la resistencia de pequeños grupos de calientes combatientes ecuatorianos, caso del heroico teniente César Edmundo Chiriboga González, quien conjuntamente con sus ocho valientes combatientes, paralizó totalmente las evacuaciones y abastecimientos de las tropas victoriosas peruanas que en la mañana de ese día 25, habían terminado de ocupar la localidad de Chacras hasta más o menos las 14h00 en que pagaron con su vida, el deber de defender el honor y dignidad de su patria"
"Con la resistencia de pequeños grupos de calientes combatientes ecuatorianos, caso del heroico teniente César Edmundo Chiriboga González, quien conjuntamente con sus ocho valientes combatientes, paralizó totalmente las evacuaciones y abastecimientos de las tropas victoriosas peruanas que en la mañana de ese día 25, habían terminado de ocupar la localidad de Chacras hasta más o menos las 14h00 en que pagaron con su vida, el deber de defender el honor y dignidad de su patria"
Después de la desocupación de territorio ecuatoriano, en las cercanías de Chacras, fue encontrada una rústica cruz, con la inscripción siguiente: "Teniente César E. Chiriboga González, y 25 hombres de tropa caídos el 25 de julio de 1941, en cumplimiento del deber".
Era el reconocimiento que los peruanos rendían a quienes supieron cumplir con el deber de hombres y de soldados, sin importarles la muerte si con ella pretendían preservar la dignidad de la patria.
Chacras
La resistencia de los defensores ecuatorianos de Chacras fue perseverante y heroica. Lo reconocen los mismos agresores. El extracto del parte del teniente coronel Pereyra, comandante de la artillería peruano, lo atestigua: "A las 14h20 horas del día 24 se inicia un tiro de preparación durante 10 minutos a cadencia lenta sobre la región norte de Chacras con el material de 75 mm y contra las organizaciones existentes en los linderos norte y sur del bosque de Chacras, con material de 105 mm.
A las 16h00 se abate un arma automática que impedía el avance de nuestra infantería. A las 16h30 ordené al Agrupamiento efectuar un tiro de detención delante de Chacras por haber notado que grupos de nuestra infantería retrocedían sobre el Zarumilla. A las 18h30, al recibirse el parte que anunciaba la desorganización de la Compañía Quelopana, obligada a replegarse por la fuerte presión del enemigo, así como en vista del repliegue de dos compañías, se ordenó a este Agrupamiento abrir inmediatamente el fuego sobre los linderos de Chacras.
Como consecuencia de tres ráfagas se notó un fuerte incendio de esta parte del bosque; por sus dimensiones nos produjo la impresión de ser el pueblo de Chacrs el que ardía, habiéndose incendiado únicamente tres chozas.
A las 16h00 se abate un arma automática que impedía el avance de nuestra infantería. A las 16h30 ordené al Agrupamiento efectuar un tiro de detención delante de Chacras por haber notado que grupos de nuestra infantería retrocedían sobre el Zarumilla. A las 18h30, al recibirse el parte que anunciaba la desorganización de la Compañía Quelopana, obligada a replegarse por la fuerte presión del enemigo, así como en vista del repliegue de dos compañías, se ordenó a este Agrupamiento abrir inmediatamente el fuego sobre los linderos de Chacras.
Como consecuencia de tres ráfagas se notó un fuerte incendio de esta parte del bosque; por sus dimensiones nos produjo la impresión de ser el pueblo de Chacrs el que ardía, habiéndose incendiado únicamente tres chozas.
Los elementos de infantería que actuaban en esta zona supieron aprovechar la contingencia y reanudaron su progresión rápida terminando con la captura de Chacras, gracias a la eficaz y oportuna intervención de la artillería. Se consumió 92 granadas explosivas de 75, y 80 granadas explosivas de 105 mm.
Del contenido de este parte peruano se puede establecer: la magnitud de tropas atacantes era considerable; pues habla de la desorganización de la Compañía Quelopana y del repliegue de dos compañías del Batallón de Infantería N 19 (un total de 3 compañías). El dispositivo de ataque estuvo realmente organizado con dos compañías en primer escalón, dos en segunda línea, además de unidades de caballería, más el apoyo aerotáctico de la aviación, de la artillería y otras unidades de apoyo.
El parte es explicito al aseverar que la acción de artillería fue fundamental para la conquista de Chacras. ¿Y nuestros artilleros? combatiendo como infantes, y sus piezas y munición en los refugios de Santa Rosa. ¡He ahí la diferencia!.
El parte es explicito al aseverar que la acción de artillería fue fundamental para la conquista de Chacras. ¿Y nuestros artilleros? combatiendo como infantes, y sus piezas y munición en los refugios de Santa Rosa. ¡He ahí la diferencia!.
Destacamento de Chacras |
Quebrada Seca
Desde las primeras horas de la mañana del 23 de julio, el puesto militar de Quebrada Seca soportó el efecto del intenso fuego de artillería y de morteros, los bombardeos de la aviación, y el constante hostigamiento de las tropas de infantería que pretendían vadear la quebrada Faical.
En Quebrada Seca se encontraba el puesto de mando del batallón "Montecristi", cuyo comandante era el mayor Félix Vega Dávila, acompañado de los capitanes Galo Molina, Virgilio Gómez; tenientes Eduardo Páez, Manuel Guerrero (de sanidad) y Boanerges Mideros; subtenientes Manuel Gómez de la Torre y Gustavo Ledesma (de reserva), 83 miembros de tropa y una fracción de la Compañía de Carabineros "Guayas" al mando del capitán Cerón. La acción del bombardeo y ametrallamiento de intensificó conforme transcurría el día.
La posición ecuatoriana se mantenía firme, hasta cuando el personal de carabineros abandonó el sector de responsabilidad, situación que permitió la irrupción de tropas peruanas por la brecha que produjo el abandono de sus defensores.
Además, el control de puntos estratégicos por parte de los invasores permitía el acceso a Quebrada Seca, cuyos defensores cedieron parcialmente terreno, pero continuaban controlando el sector, para evitar la penetración hacia Palmales.
Como resultado del intenso combate, entre las bajas ecuatorianas constaba la muerte del capitán Galo Molina que había sido instructor del Colegio Militar "Eloy Alfaro", y llegó a la frontera dado el pase desde aquel instituto militar. El capitán Molina murió con honor a los 36 años de edad, fue ascendido post mortem al inmediato grado superior. Sus despojos mortales reposan en el Templete de los Héroes del Colegio Militar "Eloy Alfaro".
Fue también herido de gravedad el subteniente de reserva Gustavo Ledesma, quien falleció días más tarde en un hospital de Talara. El joven guayaquileño fue repatriado de suelo extraño y recibió el sincero reconocimiento a su holocausto, por todo el pueblo ecuatoriano.
Batallón de Infantería Nº 12 MONTECRISTI del Ejército del Ecuador en Santa Rosa antes de partir a la frontera |
Destacamento de Chacras, posan en la foto soldados ecuatorianos |
Ocupación de la segunda línea de resistencia
En la mañana del 24 de julio, el comandante de Balsalito, teniente Maniel López, organizó un contraataque consiguiendo que los invasores repasen el río Zarumilla.
Entre tanto, las tropas ecuatorianas sufrían estoicamente los bombardeos de la aviación y la artillería, y no se avizoraba que medios similares de combate neutralizasen estas acciones mediante intercepciones, combates aéreos o tiros de contrabatería.
Entonces, el ánimo de nuestros combatientes comenzaba a debilitarse: se creían abandonados a su suerte, desprotegidos de los bombardeos enemigos, incomunicados, ignoraban la situación de otros sectores; es decir, todos estos incovenientes se convertían en factores psicológicos que incidieron negativamente en la moral del personal.
La situación era deporable desde cualquier punto de vista. Algunos combatientes del Escalón de Seguridad replegaban por su propia cuenta hacia la segunda linea de resistencia, materializada por la quebrada Bejucal, "escudándose en la orden condicionada de repliegue para un caso inesperado".
La mencionada segunda linea de resistencia comenzó a ser ocupado en la mañana del 25 de julio con el mismo personal que replegó la víspera, con elementos que llegaban del frente y con sesenta carabineros del batallón "Guayas", enviados como tropas de refuerzo por el coronel Luis Rodríguez Sandoval.
Entre tanto, las tropas ecuatorianas sufrían estoicamente los bombardeos de la aviación y la artillería, y no se avizoraba que medios similares de combate neutralizasen estas acciones mediante intercepciones, combates aéreos o tiros de contrabatería.
Entonces, el ánimo de nuestros combatientes comenzaba a debilitarse: se creían abandonados a su suerte, desprotegidos de los bombardeos enemigos, incomunicados, ignoraban la situación de otros sectores; es decir, todos estos incovenientes se convertían en factores psicológicos que incidieron negativamente en la moral del personal.
La situación era deporable desde cualquier punto de vista. Algunos combatientes del Escalón de Seguridad replegaban por su propia cuenta hacia la segunda linea de resistencia, materializada por la quebrada Bejucal, "escudándose en la orden condicionada de repliegue para un caso inesperado".
La mencionada segunda linea de resistencia comenzó a ser ocupado en la mañana del 25 de julio con el mismo personal que replegó la víspera, con elementos que llegaban del frente y con sesenta carabineros del batallón "Guayas", enviados como tropas de refuerzo por el coronel Luis Rodríguez Sandoval.
Si las comunicaciones durante los días 23 y 24 fueron deficientes, durante el repliegue se agudizó su ineficiencia: el enlace entre los mandos y las unidades subordinadas quedó totalmente roto. Sin embargo, se sostiene insistentemente que las transmisiones son los "ojos y oídos del comandante".
Cuando se conoció el descalabro bélico en las provincias del interior de la República, particularmente en la capital, hubo una justificada convulsión, manifestaciones patrióticas se organizaban por todas partes, miles de ciudadanos pedían armas para marchar a la frontera, fogosos discursos de políticos con ansias de figuración se escuchaban insistentemente; el Gobierno expidió el siguiente Decreto:
"Carlos Arroyo del Río
Presidente Constitucional de la República,
Art. 1: Para fines de instrucción militar, llámese al servicio de las armas a los ecuatorianos nacidos en los años 1916, 1917, 1918 y 1919, a excepción de los comprendidos en los artículos 52 y 55 de la "Ley de Servicio Obligatorio de las Fuerzas Armadas";
Art. 2: Los ecuatorianos comprendidos en el artículo anterior se presentarán en los lugares y según las modalidades que establecieren los comandantes de las Zonas Militares, en el plazo de cinco días a contar de la presente fecha;
Art. 3: Las autoridades civiles cooperarán en la realización de los requerimientos de las autoridades militares;
Art. 4: Declárese en vigencia la "Ley de Requisiciones expedida el 29 de mayo de 1937; y,
Art. 5: Encárgase de la ejecución del presente decreto a los señores Ministros de Defensa Nacional, Gobierno y Hacienda.
Quito, a 24 de julio de 1941"
Consciente el Gobierno ecuatoriano de la peligrosa situación, decretaba la movilización. Pero para que los ciudadanos que debían presentarse, recibiesen la instrucción pertinente y estar en condiciones de considerarlos combatientes, requería de algún tiempo y en aquel entonces, el tiempo apremiaba.
Anexo fotográfico:
Anexo fotográfico:
Tomado del libro "Antecedentes y Choques Fronterizos. Ocupación y Desocupación peruana en 1941-1942" de Humberto Araujo Arana. |
Partida de defunción peruana informando las causas de muerte de Gustavo Ledesma |
Puesto de artillería peruano camuflado durante las acciones militares de 1941 |
Continuará...
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- Fuentes consultadas