miércoles, 19 de junio de 2019

Las Galápagos y su inevitable uso militar

Soldados estadounidenses en la isla de Baltra durante la Segunda Guerra Mundial, durante la ocupación militar no hubo acciones de guerra, ni la Marina Imperial Japonesa o submarinos alemanes atentaron contra nuestro país

Debo confesar que el tema de las islas Galápagos me tomó por sorpresa, cuando apenas salió la noticia empecé con la labor informativa sobre los artículos que había escrito durante su ocupación durante la Segunda Guerra Mundial, días después ¡Oh sorpresa!, el Ministro de la Defensa (que no supo tener tino a la hora de dar a conocer la noticia) dijo que las islas como tal, representan un "portaaviones natural".

Ese par de palabras fue suficiente para qué medios de comunicación rusos e iraníes usen sus palabras para sacar de contexto su opinión personal.

Finalmente ayer el Presidente de Ecuador para calmar los ánimos y reponer las cosas, dijo que no habrá ninguna base, tan solo que los aviones de vigilancia de EE.UU. harán uso de las pistas de aterrizaje cuando sea necesario.

¿Ya aprendimos a ser país?

En la década de 1930 nuestro país sufrió de una cruenta guerra civil, se presentaba a la Conferencia de Lima para tratar el asunto limítrofe con Perú y los EE.UU. como mediador, en esa misma década Franklin D. Roosevelt visitaba las islas Galápagos y se iniciaba la fortificación de nuestra diplomacia con la Alemania nazi.

De todo ese panorama oscuro, el primer beneficiado inmediato fue EE.UU. (y sin ensuciarse mucho las manos) ¿Y por qué? Logró instalar bases en Baltra y Santa Elena, el segundo beneficiado fue Perú, que logró cerrar la frontera a su manera (y eso que aún así no lograron cometer todos sus objetivos) y al último nuestro país, ¿Beneficiado por donde se preguntaran? Se logró cerrar contratos para la reconstrucción de El Oro, se modernizó a las Fuerzas Armadas, se heredó en parte la infraestructura de estas bases militares y se entendió la importancia de la estratégico que es nuestro país y se comprendió a las malas lo que es la “geopolítica”.

En cierta parte es comprensible que no se desee una base militar extranjera en las Galápagos, o al menos eso nos quieren hacer creer los activistas de teclado, pero les pregunto a ellos ¿Han visto los problemas que ocurren a nivel mundial?

¿Saben que Irán dio un ultimátum a EE.UU. y está enriqueciendo uranio y en 9 días sobrepasará el mínimo acordado con el pacto que firmaron en la era Obama y que ahora dicho acuerdo casi que no existe?, ¿Sobre la guerra comercial entre China y EE.UU. que no encuentra final?, ¿La ciberguerra qué hay entre estadounidenses y rusos?, ¿El polvorín que supone Medio Oriente y la Península coreana?, etc.

Brasil logró ser aceptado como miembro observador de la OTAN, y no veo a rusos o países árabes atentando contra ellos.

La decisión de las Galápagos debería ser manejada por el Gobierno, las Fuerzas Armadas y con la gente de Galápagos. Los que estamos en el continente, y como ecuatorianos que somos, estamos en el derecho de opinar pero no de sabotear lo que beneficiaría directa o indirectamente a los galapagueños.

Y seamos claros, no se trata de una base para combatir el narcotrafico, es una medición de fuerzas entre potencias mundiales para lo que a mi parecer es, están simplemente calentando motores al preludio de una futura guerra a escala mundial.

Después llegarán los arrepentimientos “¿Por qué no ofrecimos esto antes?”, “¿Por qué no llegamos a un acuerdo que beneficie a ambas partes?”.

A diferencia de otras épocas Ecuador está mejor posicionado en todo sentido, pero eso no nos hace vulnerables a cualquier injusticia o atropello de última hora, en nuestra posición como un país emergente, no podemos darnos el lujo de “pelear” de tú a tú con una super potencia mundial y peor aún, militar.

Ya la historia nos enseñó de lo que puede pasar cuando no se toman decisiones inteligentes en los momentos más apremiantes.

Esto es un llamado a la consciencia a todos los ecuatorianos a defender y opinar sobre nuestra soberanía con raciocinio y no desde el fanatismo. (O)

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